La religión es el opio del pueblo.
Y si la religión pierde su importancia adentro de una sociedad secular, qué la podrá sustituir? Cómo es posible escapar del vacÃo interior, cómo se satisface la ansiedad de encontrarle un sentido a la vida?
Hoy en dÃa se se puede decir: el chocolate es el opio del pueblo. El chocolate tranquiliza, nos vuelve más alegres y cualquier sentimiento de frustración se desvanece al sentir el chocolate derretirse lentamente. Y no solamente porque después de haberle hecho caso a un antojo y haberse comido un chocolate entero de almendra, ya no queda mucho espacio para un vacÃo interior.
No es casualidad que en la cultura aztéca existÃa un dios del cacao, Xocolatl. Para este dios fue construido mi „taxi de los dioses, un auto de la marca Suzuki banado en chocolate. En el interior del auto se encuentran 29 sÃmbolos y figuritas religiosas de distintos lugares del mundo, también banadas en chocolate. Estos objetos religiosos fueron comprados durante los meses anteriores en mercados de pulga y negocios de antiguedades.
En vez del incienso, ahora es el aroma de chocolate que se siente enStatt Weihrauch erfüllte also Schokoladenduft den Ausstla sala de exposición y que nos hace experimentar la nuev droga del pueblo con todos nuestros sentidos.